CABA 7 de mayo de 2020
Queridas familias:
Queremos compartir con ustedes
algunas reflexiones que surgen a partir del trabajo que hemos llevado adelante hasta aquí como Equipo Docente y como Equipo de Conducción.
Claramente nos hemos encontrado convocados todas y todos, como personas y como profesionales, a una experiencia absolutamente inédita e inesperada. Para nuestra sorpresa nos hemos visto despojadas/os de nuestros cotidianos encuentros en las aulas y en su lugar debimos inaugurar una especie de sondeo por las pantallas buscando rencontrarnos con nuestras alumnas y alumnos.
Evidentemente sólo en parte estábamos preparadas/os para esto.
Nos vimos con la necesidad imperiosa de explorar, investigar, aprender, resignificar e incluso inventar modos de hacer llegar una propuesta de enseñanza y aprendizaje significativa, en condiciones de aislamiento, sabiendo que todo aprendizaje que importa, tal como lo planteamos en nuestro Proyecto Escuela, implica por sobre todo un encuentro, una conversación.
Hemos recibido sugerencias, propuestas, instrucciones múltiples y variadas, e incluso contradictorias.
¿Quién podría apropiarse de la estrategia perfecta, del “ya saber qué hacer”, en estas circunstancias?
¿Cómo lograr, en semejante contexto, una comunicación fluida, real y efectiva entre 60 docentes y 853 alumnos y alumnas y sus familias, a distancia y sin haber transitado una experiencia semejante jamás?
Nos hemos “juntado” a pensar, nos hemos desesperado, angustiado, entusiasmado y, también, agotado.
De a poco nos fuimos recuperando de una suerte de shock inicial.
Pero pasado ya un tiempo y viendo que en el horizonte nos quedan muchos días más de este inesperado aislamiento (nadie sabe con precisión cuándo será el regreso a las aulas ni cómo será), nos vamos dando cuenta que hemos logrado, y vamos logrando cada vez mejor, lo más importante, el elemento fundamental e imprescindible de cualquier acto educativo: el lazo, la comunicación.
Sabemos que todas/os nos sentimos por momentos desbordadas/os, superadas/os por demandas cruzadas y simultáneas.
Pareciera que junto con el aislamiento se inició una vorágine difícil de pausar.
Y tal vez, justamente, de esto se trate la propuesta que estamos intentando hacerles llegar: un momento de pausa en casa, un momento de escuela en casa, un momento de encuentro entre las/os
maestras/os y las/os niñas/os, casi superando, atravesando las paredes sólidas que hoy nos separan.
Sabemos que hay muchas niñas y niños en nuestro país que ni siquiera tienen las condiciones de acceder a esta posibilidad, sin computadoras, sin celulares, sin conexión. Niñas y niños que se han quedado sin Escuela.
Sabemos también que a las/os niñas/os de Primer Ciclo y cuarto grado no se les han entregado computadoras (en su lugar se trabaja con tablets en la escuela) y que hay varias familias que no tienen computadora en casa, o que tienen conexión inestable...situación que incluye a algunas/os docentes.
Como siempre los momentos de crisis ponen en evidencia aquello que, si no, permanece más velado: las desigualdades, las injusticias de un sistema que sólo hasta un punto podemos compensar pero que, aun así, estamos convencidas/os de que amerita el esfuerzo.
Hemos hecho impresiones de actividades y las hemos entregado, arrimamos libros y nos estamos comunicando con las familias para gestionar el acceso de todos las niñas y los niños a nuestras propuestas.
Y a pesar de los obstáculos seguimos adelante. Les tocamos la puerta. Nos colamos por las pantallas. Les pedimos que abran carpetas, miren mails, busquen archivos, se añadan a un zoom, o se sumen a un grupo de whatsapp. Es nuestro modo de decir: “Acá estamos” “Acá está la escuela” “El esfuerzo vale la pena” “Queremos seguir enseñando”.
Pero desde ya, no podemos llegar a destino sin la colaboración y el apoyo de las/os adultas/os que nos abren “las puertas” y nos ayudan a llegar, a la vez tan lejos y tan cerca.
Les pedimos, y nos lo pedimos a nosotras/os mismas/os, que tengamos paciencia y confianza en que estamos todas/os aprendiendo “cómo se hace”, con qué herramientas contamos, cómo organizarnos, cómo atravesar este tiempo que nos tocó a TODAS y TODOS.
Seguimos estando, las maestras y los maestros, las coordinadoras, la Conducción de la escuela, trabajando, sosteniendo la red, revisando nuestras propuestas, acompañando a las chicas y los chicos en su exploración, su crecimiento y sus ganas de aprender.
Nos sigue convocando la misma pasión y el mismo entusiasmo, aunque estamos también atravesadas/os por los mismos desconciertos, las mismas incertidumbres, los mismos temores que sacuden a todas y a todos.
Queremos agradecer a las y los docentes por su enorme trabajo y compromiso, a las familias por su colaboración y apoyo, y a las personas que integran la Cooperadora que constantemente nos tienden su mano y nos ayudan a ubicar necesidades y responder a ellas.
Nos encontraremos en un tiempo, entre pantallas o entre paredes pero con la misma convicción de que enseñar y aprender nos salva. Siempre.
Avancemos con este esfuerzo colectivo. Vale la pena.
El Equipo de Conducción de la trece.
PD: No usamos lenguaje inclusivo lo cual no significa que no tengamos bien presente la absoluta e indiscutible necesidad de continuar la lucha para eliminar la desigualdad de derechos y privilegios entre géneros.